EL NACIMIENTO DE EMELEC
El 28 abril de 1929, George Capwell, un visionario estadounidense que había llegado a Guayaquil para ser Superintendente de la Empresa Eléctrica del Ecuador, fundó un club con la intención de inducir a sus empleados a practicar deportes. Sin saberlo, había sembrado la semilla de un grande del fútbol nacional.
Cuando “El Gringo” George Capwell llegó a Ecuador para estar al frente de la Empresa Eléctrica del Ecuador, allá por 1926, ya la pasión deportiva calaba hondo en el corazón de los porteños. Tanto, que en julio de 1925 los empleados de la Empresa Eléctrica habían inscrito un equipo, llamado Emelec, en el torneo de la Unión Deportiva Comercial, que se realizaba desde 1923.
Ese novel elenco “eléctrico” disputó el título del campeonato de la Unión frente al linajudo Anglo Ashton, un 24 de octubre de 1925, en el American Park. Terminaron empatados a dos goles. Y cuando se aprestaban a jugar los 15 minutos de alargue, los jugadores de Anglo desertaron, aduciendo estar disminuidos por las lesiones de dos de sus integrantes principales: Charles y Alex Ashton.
Ante el abandono, Emelec fue declarado campeón, y tres días más tarde estrenó su corona al derrotar 3-2 a la selección de Unión.
Ese primer equipo “eléctrico” estuvo integrado por Alfonso Calero; Eduardo Ortega y Humberto Mariscal; Enrique Villacís Paéz, Guillermo Serra y Gustavo Dávalos; Octavio Arbaiza, R. Guzmán, Germán Lince, Manuel Poveda y Pedro Yulán.
Pero era un cuadro más de los tantos que se armaban en los barrios del Guayaquil de la época. Le hacía falta vida legal. Además de un líder, un gestor…
Capwell, el padre de una pasión
En 1926 llega a Guayaquil, proveniente de Cienfuegos, Cuba, George Capwell, un estadounidense que sería Superintendente de la Empresa Eléctrica del Ecuador.
Desde su cargo, notó que el deporte despertaba grandes pasiones entre sus empleados.
Decidió entonces convocar una asamblea y, junto con otros deportistas, amigos y empleados de la empresa eléctrica, como Nathan Meyers, Víctor Peñaherrera, Octavio Arbaíza Marquéz de la Plata y Rigoberto Alvarado, decide fundar un club deportivo al que se le puso el nombre de la Empresa Eléctrica del Ecuador: Emelec.
Según consta en el Acta de Fundación, la primera Junta General de socios se realizó el 28 de abril de 1929, fecha en la que nació una de las más grandes instituciones deportivas del Ecuador.
El club tenía equipos de fútbol, béisbol, natación, boxeo, baloncesto y atletismo. De todas esas disciplinas, Capwell tenía predilección por el béisbol. Claro, había nacido en Nueva York (la cuna de los famosos Yankees), y trabajado en Panamá y Cuba. El fútbol no le agradaba para nada, pero como era la pasión de la mayoría, no le quedó otra que engancharse.
El 7 de junio de 1929, el equipo de fútbol de Emelec se afilia a la Federación Deportiva del Guayas e ingresa a la Serie C, donde debuta el 24 del mismo mes, con una derrota de 2 a 1 ante Gimnástico Ecuador.
Un mes después, los “eléctricos” habían formado también su equipo de béisbol. Allí, “El Gringo” Capwell era catcher.
Ya para entonces era un referente. Como deportista y dirigente. Y lo sigue siendo a través del tiempo. No en vano quedó inmortalizado cuando al estadio de Emelec (inaugurado el 21 de octubre de 1945 y concebido en primera instancia como un diamante de béisbol) lo llamaron George Capwell. En honor al precursor de una gran pasión.
Tiempos del romanticismo
A inicios de los 40’, Emelec era más conocido por su poderío en béisbol que en fútbol. Hasta que el 30 de septiembre de 1946, el equipo de balompié se proclamó por primera vez campeón de Guayaquil.
Capwell vio a su equipo campeón y horas después los caminos de la vida lo llevaron a Panamá. “El Gringo” tuvo un partido de despedida el 22 de septiembre del 46, en el que vistió el uniforme de catcher del equipo de béisbol de sus amores.
Lejos de bajonearse, Emelec decidió honrar con éxitos la partida de su precursor. Siguió creciendo e hizo del fútbol su fuerte en los tiempos románticos del fútbol porteño, cuando no existía el profesionalismo y no se jugaba por cifras millonarias, sino por amor a los colores que se vestían.
Aunque, claro, por ser un equipo integrado por empleados de una de las empresas con mayor poderío económico del país, ya los rivales de la época (Patria, Río Guayas, Norteamérica y principalmente Barcelona, el eterno enemigo) les decían: “Los millonarios”.
El profesionalismo
La era profesional del fútbol ecuatoriano empezó en 1951, cuando en cada provincia se realizaban campeonatos, pues el torneo aún no era de carácter nacional.
En 1956, Emelec consigue su primer título del profesionalismo, al consagrarse campeón de Guayas, tras empatar el 2 de diciembre con Barcelona en el “Clásico del Astillero”, ante 30.000 espectadores.
Ese legendario equipo fue dirigido por el chileno Renato Panay y tuvo a uno de los mejores arqueros de todos los tiempos, Cipriano Yu Lee. La defensa era aguerrida e impasable, estaba integrada por Jaime Ubilla, Cruz Avila y Raúl Argüello. Tenían un mediocampo tan recuperador como ofensivo, en el que destacaban Francisco Pugliese y Bolívar Herrera, y alternaban “Chiche” Riveros y Galo Solís. En el ataque estaba nada menos que José Vicente Balseca (figura de todas la épocas), y Daniel “Pata de Chivo” Pinto. Por el centro estaba el eterno Carlitos Raffo y por la banda izquierda el talentoso Jorge Larraz, acompañado por el alero manabita Júpiter Miranda.
Como alternantes estaban Mariano Larraz, Julio Rubira, Luis Romero, Carlos Farah, Lamota, Rangel Eduardo Guzmán, Alfredo Morán y Humberto Suárez.
Ese mismo cuadro, con ligeras variantes, volvió a ser campeón en 1957, convirtiéndose de esa manera en el primer monarca del campeonato ecuatoriano de fútbol y dejando relegado a un segundo plano nada menos que a… Sí, adivinó, a Barcelona, que fue subcampeón aquel año. Pero esa es otra historia.
Luego vinieron tiempos de gloria y también de los otros. Pero Emelec se fue metiendo en el corazón de su gente y siguió conjugando el verbo crecer. Hasta convertirse en lo que ahora es: un grande del fútbol del Ecuador y América.
CT
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